sábado, 16 de junio de 2012

EL ADN EN LOS FÓSILES

Recientemente ha podido constatarse la posibilidad de extraer restos de ADN de fósiles, y amplificarlos mediante PCR. La evolución de estos conocimientos ha sido muy rápida, ya que si a finales de los 90 existían reticencias sobre la veracidad de los restos fósiles de ADN,  para el año 2000 ya existían publicaciones y se había establecido una metodología. 

 Por aquél entonces ya se habían extraído secuencias cortas de fósiles de Neandertal y de mamut. Años después, también hay multitud de ejemplos en plantas e incluso bacterias.  Así, Golenberg y su equipo obtuvieron una secuencia parcial de DNA de cloroplasto perteneciente a un fósil de Magnolia latahensis. No obstante, se ha mantenido la controversia sobre la fiabilidad de los procedimientos utilizados.

 Este ADN fósil permitiría establecer relaciones filogenéticas entre distintos taxones, además de facilitar una visión global de las ramas evolutivas.  Además, facilita la estimación en la tasa de mutación existente entre taxones relacionados.

 Los métodos propuestos son:
§  Extracción de ámbar: Esta sugerencia, en un principio inviable y ficticia, fue alimentada en la fantasía popular a través del libro (y posterior película) Parque Jurásico. En este libro se sugería que insectos chupadores atrapados en ámbar podían preservar magníficamente ADN de otros animales, como por ejemplo, dinosaurios. De manera sorprendente, se ha constatado que esta técnica da resultado. Incluso se ha extraído ADN conservado en insectos con una antigüedad superior a 100 millones de años.
§  Extracción de cristales en huesos: Se ha observado que en los huesos a veces se forman cristales. Los científicos demostraron que el ADN contenido en estos cristales se conservaba en un relativo buen estado.
§  Extracción directa del fósil: Científicos argentinos aseguran que el ADN se mantiene incluso millones de años, por lo que se encuentran directamente en los restos.


Importancia científica
Los fósiles tienen una importancia considerable para otras disciplinas, como la geología o la Biología evolutiva, son las aplicaciones prácticas de la Paleontología.
Basándose en la sucesión y evolución de las especies en el curso de los tiempos geológicos, la presencia de fósiles permite datar las capas del terreno (Bioestratigrafía y Biocronología), con mayor o menor precisión dependiendo del grupo taxonómico y grado de conservación. Así se han establecido la mayor parte de las divisiones y unidades de las escalas cronológicas que se usan en estratigrafía.
Aportan información de paleoambientes sedimentarios, paleobiogeográficaspaleo climáticas, de la evolución diagenética de las rocas que los contienen, etc.

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